El Peine Caliente: del fuego al espejo un ritual de identidad
Utilizado por primera vez en Europa por mujeres británicas y francesas, el “Hot Comb” o peine caliente se convirtió con el paso del tiempo en una herramienta de belleza clave en comunidades afrodescendientes alrededor del mundo. En la isla de Roatán, aunque su uso ha disminuido ante la llegada de herramientas modernas, algunas mujeres continúan preservando esta tradición ancestral con el mismo orgullo y eficacia.

En exclusiva para Caribella , la isleña Gerene Grant, representante del Movimiento de Inclusión y Preservación de los Afrodescendientes de Habla Inglés, compartió detalles sobre el uso y significado cultural de este artefacto en la historia y cotidianidad de muchas mujeres isleñas.
«Antes de que existiera la electricidad, las personas utilizaban estos peines de metal, que se calentaban directamente al fuego. El metal al rojo vivo facilitaba el alisado del cabello rizado y grueso. Este método fue adoptado por mujeres en Francia y luego en otras partes del mundo», explicó Grant.
Historia
Se estima que el peine caliente tiene alrededor de 89 años desde su invención formal. Según registros históricos, se atribuye a Elroy J. Duncan el diseño del primer peine de este tipo en América. Sin embargo, ya en Inglaterra en la década de 1870, se fabricaban versiones rudimentarias para el mismo propósito: alisar el cabello desde la raíz.
El diseño tradicional consta de tres partes y está hecho completamente de metal, lo que permite alcanzar temperaturas suficientemente altas para alisar el cabello sin necesidad de electricidad.
Un arte que se hereda
Grant recuerda con cariño la influencia de su abuela, Merry Watler, quien llegó a tener una amplia colección de peines calientes. “Algunos de esos peines han sido donados, otros aún se conservan en la familia como parte de nuestro legado”, comenta con orgullo.
Este tipo de alisado solía utilizarse principalmente en ocasiones especiales, como cuando las jóvenes se preparaban para asistir a la iglesia o a eventos formales. A pesar de que hoy en día existen planchas eléctricas, rizadores y cremas alisadoras, el peine caliente continúa siendo una opción respetada y funcional para quienes valoran las técnicas tradicionales.
«La diferencia principal es que con el peine caliente se empieza a alisar desde la raíz, lo cual no siempre se logra con las planchas modernas. Además, es rápido y eficaz, aunque requiere precaución porque el cabello no puede mojarse ni sudarse mucho después del alisado, ya que se volvería a enroscar», señala Grant.
Cultura viva y enseñanza generacional
Como parte del compromiso con la preservación cultural, se han realizado demostraciones prácticas para enseñar a las niñas actuales el uso del peine caliente como una alternativa libre de químicos.
“La verdad da un poco de nervios al principio, porque uno piensa que puede quemar, pero se sostiene con una toalla desde la raíz para evitar accidentes tanto para quien peina como para quien recibe el alisado”, comenta una joven isleña durante una de estas actividades educativas.
Aunque el uso del peine caliente ha disminuido, la práctica sigue viva gracias a mujeres que reconocen su valor cultural, estético e histórico. Así, el arte de alisar el cabello con este utensilio tradicional sigue siendo un símbolo de identidad, cuidado y transmisión generacional entre las comunidades afrodescendientes de habla inglesa en Roatán.