Roatán no solo fue el escenario del más reciente Roatán Fashion Show, también fue testigo del emotivo regreso de una de sus hijas más brillantes: April Tobie. Conocida por representar a Honduras en el Miss Universo 2017, April volvió a la isla que la vio crecer, no como una adolescente soñadora, sino como una mujer hecha y derecha que pisa fuerte —y con propósito— sobre la pasarela.
Una musa isleña
Originaria de la isla de Roatán, April Claudette Tobie Ramos se convirtió en un ícono nacional cuando, a sus 19 años, llevó la banda de Honduras al certamen de belleza más prestigioso del mundo. Hoy, años después, volvió a su tierra natal no como concursante, sino como embajadora de estilo, de compromiso social y de identidad isleña. En el Roatán Fashion Show, April deslumbró al público modelando algunas de las más destacadas piezas del diseñador hondureño Miguel Chong, cuyas creaciones celebran la elegancia con un sello caribeño sofisticado.
Más que moda: una causa noble
Sin embargo, su presencia fue más allá de la moda. Su participación cerró un ciclo emocional: volver al lugar donde todo comenzó, caminar entre rostros conocidos y nuevas generaciones que ahora la miran con admiración. Para April, este desfile fue un acto de amor hacia sus raíces, una celebración de identidad, comunidad y propósito.
Y como si esto fuera poco, el evento tuvo un propósito aún más grande: los fondos recaudados fueron destinados a Clínica La Esperanza, una iniciativa que representa salud, alivio y bienestar para la comunidad. Para April, contribuir a esta causa con su talento y presencia fue la cereza sobre el pastel. “No hay mayor satisfacción que contribuir a algo que realmente importa”, escribió.
Una reina con los pies en la tierra
En cada paso sobre la pasarela, April Tobie recordó a Roatán —y al país entero— que las verdaderas reinas no solo brillan en los escenarios internacionales, también regresan a casa para iluminar con su luz a quienes las vieron nacer.
Una mujer, una isla, un legado.
Lee más: Sirey Morán rompe el silencio: su experiencia «desagradable» con Zu Clemente