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Edrick Menjívar: el isleño que se convirtió en el muro de la Selección Nacional

Desde las playas de Roatán hasta los estadios más exigentes del continente, Edrick Menjívar ha forjado su camino con trabajo silencioso, manos firmes y corazón catracho. Hoy, el arquero originario de las Islas de la Bahía no solo defiende el arco de Olimpia, el club más laureado de Honduras, sino también el de toda una nación que sueña con levantar la Copa Oro 2025.

Un hijo de la isla

Nacido el 1 de marzo de 1993, Edrick Eduardo Menjívar Johnson creció en Roatán, rodeado del mar Caribe, la pasión por el fútbol y una comunidad que hoy lo celebra como un verdadero orgullo isleño. Su talento lo llevó a Tegucigalpa, donde ingresó a las filas del Club Deportivo Olimpia. No tardó en destacar: su debut profesional llegó en 2015, y desde entonces no ha soltado los guantes.

Olimpia: el escudo que lo hizo grande

Menjívar no tuvo una tarea sencilla. Llegó al primer equipo de Olimpia en una época en la que el arco tenía nombres históricos como Noel Valladares y Donis Escober. Pero con constancia, humildad y grandes actuaciones, Edrick se ganó su lugar como titular indiscutible. Hoy suma más de 240 partidos defendiendo la portería merengue, con múltiples campeonatos nacionales y dos títulos de Liga Concacaf en su palmarés. Su estilo sobrio, reflejos felinos y temple bajo presión lo han convertido en un referente del fútbol hondureño.

Con la “H” en el pecho

Su primera aparición con la Selección Nacional fue en 2018, y aunque en sus inicios fue cuestionado por algunos sectores, Edrick ha respondido con hechos. En esta Copa Oro 2025, su momento ha llegado.

Después de una dura derrota inicial ante Canadá, Menjívar fue blanco de críticas. Pero lejos de caer, se levantó con la fuerza de quien conoce el peso del escudo que defiende. Su desempeño ante Panamá en los cuartos de final fue monumental: atajadas salvadoras durante los 90 minutos y nervios de acero en la tanda de penales que clasificó a Honduras a semifinales.

Fue elegido Jugador del Partido por la Concacaf. No por marketing ni favoritismo, sino por mérito propio. “Le respondí a mi equipo. Sabía que tenía que hacerlo”, declaró con humildad tras el encuentro.

Próximo reto: México

Este miércoles 2 de julio, Honduras se enfrentará a México por un pase a la gran final de la Copa Oro. Será un partido de alto voltaje, pero Menjívar llega inspirado, respaldado por sus actuaciones recientes y con el cariño de un país entero.

Su presencia bajo los tres palos representa más que seguridad: es el símbolo de un jugador que ha sabido crecer desde lo local hasta lo internacional sin perder sus raíces.

Un orgullo isleño

Roatán no solo es sinónimo de belleza natural, también es cuna de talento. Edrick Menjívar es ejemplo de ello. Su historia inspira a los jóvenes de la isla a soñar en grande, a saber que el talento, cuando se cultiva con disciplina y pasión, puede romper cualquier barrera.

Este miércoles, toda Honduras estará viendo. Y en cada atajada, en cada grito de aliento, se sentirá también el rugido del Caribe.

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