Del gym al lujo: el activewear se convierte en el nuevo estatus
En la última década, la ropa deportiva o las prendas activewear han dejado de estar relegadas al gimnasio para convertirse en una declaración de estilo y, cada vez más, en un signo de estatus. Lo que antes eran prendas funcionales para entrenar, hoy se transforman en piezas que marcan presencia en pasarelas, aeropuertos y hasta alfombras rojas.
De la comodidad al lujo

El fenómeno no es casualidad: celebridades como Kim Kardashian, Hailey Bieber o Bella Hadid han impulsado el uso del activewear en contextos de lujo, combinando leggins de compresión, tops deportivos y sudaderas con accesorios de alta gama como bolsos Hermès o sneakers de edición limitada. Así, lo que en apariencia es sencillo, se convierte en un uniforme aspiracional que comunica poder, modernidad y sofisticación.
Las marcas que marcan tendencia

Marcas como Skims, Ivy Park de Beyoncé, o la colaboración de Adidas con Stella McCartney han elevado esta categoría al plano de la moda de élite. La estrategia es clara: diseñar piezas cómodas, con materiales tecnológicos, pero con el suficiente diseño para ser usadas más allá del entrenamiento. El resultado es un híbrido entre funcionalidad y lujo, capaz de posicionar al usuario en un nivel de estilo global.
Un reflejo cultural de éxito

Esta transformación del activewear refleja un cambio cultural: el bienestar físico y la vida saludable se han convertido en símbolos de éxito. Vestir ropa deportiva de firmas exclusivas ya no habla solo de un estilo de vida atlético, sino también de pertenencia a un círculo que privilegia la comodidad, la estética y el estatus.
Hoy, caminar con leggins de diseño o un conjunto deportivo firmado por una marca de lujo es equivalente a portar un traje de alta costura en otro contexto. La ropa deportiva, reinterpretada, se consolida como la nueva insignia del poder silencioso: discreto, moderno y, sobre todo, aspiracional.
Puedes leer: Reina Letizia y el poder del traje sastre en 2025