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Riesgos y desafíos del desarrollo de Robots humanoides con la IA

En la era de la inteligencia artificial (IA) y la robótica, el avance de estas tecnologías está transformando sectores como la medicina, el entretenimiento y el comercio.

Sin embargo, su evolución también trae consigo desafíos éticos y sociales que no pueden ser ignorados. La creciente sofisticación de los robots humanoides, combinada con el poder de la IA, plantea preguntas urgentes sobre cómo regular su uso para evitar riesgos significativos.

Robots humanoides

Pueden ser una alternativa hacia el futuro, pero debe utilizarse con precaución.

Los robots con características humanas están diseñados para interactuar de manera más natural con las personas, lo que puede facilitar su integración en actividades cotidianas. Pero esta ventaja también puede representar un desafío significativo.

Al adoptar una apariencia similar a la humana, estos robots podrían ser utilizados por personas malintencionadas para cometer fraudes, suplantación de identidad y otras actividades ilícitas.

«El uso de robots con apariencia humana plantea un dilema interesante: si bien pueden ser herramientas efectivas para la educación o la atención médica, también abren la puerta a abusos, como fraudes y manipulación social. Esto nos obliga a trabajar en sistemas de verificación más robustos y en educar al público sobre estos riesgos», señaló el Dr. Erick Eduardo Guzmán Quezada, Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y experto en temas como IA e Internet de las Cosas.

Un ejemplo preocupante es el uso de robots humanoides en interacciones virtuales. Si un delincuente utiliza un robot con una apariencia y comportamiento convincente, podría engañar a personas para obtener información personal, realizar estafas financieras o cometer cibercrímenes de manera sofisticada.

Los riesgos del mal uso de la IA y los robots

Cada vez se ven más reales.

A medida que las capacidades de la IA avanzan, los riesgos de mal uso crecen exponencialmente.
Estos sistemas son capaces de aprender y adaptarse, lo que los convierte en herramientas poderosas, tanto para el bien como para el mal.

Si se utilizan con intenciones maliciosas, podrían comprometer datos confidenciales, facilitar ataques cibernéticos o incluso participar en actividades delictivas sin que los responsables humanos sean fácilmente identificados.

«No podemos detener el avance tecnológico, pero sí podemos influir en su dirección. Es crucial invertir en investigaciones que aborden no solo la eficiencia y capacidad de la inteligencia artificial y los robots, sino también su impacto ético y cultural en nuestra sociedad», agrega el Dr. Guzmán Quezada.

Con el uso adecuado la tecnología los robots humanoides pueden ser indispensables.